De
un segundo a otro todo el laboratorio era un caos, la alarma sonaba y la
Doctora Marcell estaba desesperada. Todo había sido producto de Antonio, un
muchacho menudo de algunos 21 años que era uno de los empleados a cargo del
sistema de las computadoras y que su mayor secreto era ser fenómeno. Podia
controlar la electricidad y su fuerte eran los circuitos electrónicos. Antonio había
saboteado todo el sistema para así poder ayudar a sus amigos. Todas las cámaras
de seguridad sufrían de interferencia, igual que el sistema de seguridad y las
puertas no podían cerrarse. Antonio se veía calmado al lado de la Doctora,
mientras esta echaba chispa por su único ojo sano.
El
suero despertador había funcionado y Raymond sujetaba fuertemente a Raquel que tenía
las alas inquieta y sus pupilas muy dilatadas. Charlin le hablaba con una voz sutil
y logró calmarla.
-Aquí estamos Raquel- le dijo Charlin.- No
te haremos daño, estamos de tu lado.- Continuo con un tono calmado, mientras
Raymond aflojaba la intensidad de su fuerza. Al fin Raquel comprendió el
mensaje y se dejó llevar.
-¿Nos puedes ayudar a continuar con nuestro
plan?- le pregunto Raymond.
Raquel
andaba un poco mareada por el suero que le habían inyectado, pero aun así
acento con la cabeza. Mientras se sentaba en la camilla, Charlin y Raymond, la
desconectaban de las maquinas. A fuera se escucharon unas detonaciones y rápido
supieron que los guardias hipnotizados los estaban defendiendo.
La
isla era un caos y el grupo hacia un círculo para ver lo que estaba pasando.
Antonio les volvía a inyectar sus verdaderos recuerdos desactivándoles las
cajas metálicas. Todos conversaban y buscaban la manera de salir, pero no sabían
cómo hacerlo. Un crujir de hojas los puso en alerta y antes de voltearse a
mirar de donde provenía el ruido, vieron salir a un Fost cargando a Michel y colocandola en el suelo. El grupo se puso en alerta y ya estaba preparado para actuar en
contra del monstruo, pero antes de que realizaran un acto que lo destruyera, este
articulo unas palabras.
-Esto es un sueño,- comenzó a decir- para salir
hay que despertar.
-¿Pero cómo?- pregunto Carla, pero el mostraron
no pudo decirles. Salió huyendo de la playa y luego de un minuto se escuchó una
explosión en dirección por donde había escapado el Fost. Todo estaba predestinado
para que luego de dar el mensaje se activara el botón de autodestrucción.
La
doctora Marcel buscaba volver a tener el control y agotaba todos los recursos
que podía. Ya Raquel, Raymond y Charlin, marchaban al centro de control, frente
a ellos iban los oficiales hipnotizados.
Bajo
aquel aguacero torrencial, los fenómenos, pensaban como despertar de ese sueño,
algunos se pellizcaban. Otros intentaban evadir los recuerdos que ahora les
revelaban.
-¡Ya lo tengo!- grito John
-Dilo- le dijo Carla
-De niño tenía muchas pesadillas horribles…
-Ahora nos cuentas su niñez, qué bello es
todo.- Murray lo interrumpió.
-Cállate.- le espetó Miranda.
- Continua- le dijo Francisco a John.
-Como decía… De niño tenía pesadillas
horribles de las cuales no podía escapar y en algunas por más que corría no
lograba escapar. Un día le conté a mi abuela acerca de estos sueños y ella me
dijo que solo eran sueños y que la solución más fácil era suicidarse.
Esa última palabra activo una corriente de calosfrió
en algunos fenómenos, en otros una reacción de asombro. Provoco murmullos y en
otros produjo una reacción de claridad.
-Tenemos que escapar y eso está claro.-
Ahora Francisco volvía a tener el control.
-Ni loco lo haré. No me dejaré llevar por
cuentos de viejas locas.-Murray murmullo.
-Yo lograba escapar de esas pesadillas.-
Aclaró John.
-Lo dijiste- y dividiendo en silabas dijo-
pe sa di llas-
-Hay que intentarlo, de alguna forma hay
que escapar y yo solo sé que no quiero seguir siendo una rata de laboratorio
para la OMPEDF- Francisco recordó el día que conoció a Miranda y una sonrisa se
le escapo.
-Yo secundo la moción dijo Carla. Recuerdo
como me capturaron y no es grato pensar que he sido pescada por esa gente.
A
esta aclaración, todo el grupo aprobó la idea de John, la única dubitativa era
Michel. Porque quería encontrar a Raquel, sin saber que esta estaba luchando en
el laboratorio y el que rotundamente decía que no era Murray.
El
laboratorio había sido reforzado de seguridad y allí se suscitaba un campo de
guerra. Antonio había sido descubierto y este activo sus poderes. Una tormenta
de relámpagos violeta salía expulsado por sus manos y logró asesinar a tres
guardias. Los científicos corrían despavoridos hacia la salida, cuando Raquel
entró volando a la sala y arremetió con muchos de ellos. Detrás iban Raymond y
Charlin. Raymond aplastó la cabeza de tres oficiales y hecho a volar a cuatro
de ellos. La doctora escapo por una puerta que daba a un refugio de seguridad y
allí activaba a toda la seguridad del plantel. Charlin conseguía hablar con los
científicos para que le ayudarán a liberar a los prisioneros, algunos aceptaban
y otros se resistían, pero Charlin los hipnotizaba.
Los
fenómenos habían optado por una manera fácil y sencilla de actuar; lanzarse al
centro del Tupzi y así lo hicieron. Como en la isla el tiempo era inconstante,
lo que para ellos era una eternidad en el mundo exterior era un segundo. El
grupo logro enfrentarse a los Fost y nos los mataron solo los amarraron y los
desactivaron, poniendo en práctica la ley de la isla. Cuando llegaron a la cima
de Tupzi, se asombraron al ver que el centro del volcán en realidad expulsaba
una lava color violeta y que en su interior un universo de estrellas se
guardaba, ver aquello era espectacular y digno de recordar. En realidad Tupzi
era el ser más grande que ellos podían adorar. Casi todos se agarraron de las
manos, como se tenía previsto Murray seguía siendo terco y decidió quedarse en
la orilla de la playa y vivir en la isla. El grupo acepto la decisión y se marchó.
Ahora todos saltaban a la lavaba y se consumían en ella con la esperanza de
despertar. Solo bastaron algunos micro segundos para que el grupo volviera al
centro de mando, despertando del letargo.
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